Director: Elie Chouraqui. Guión: Elie Chouraqui, Isabel Ellsen, Michael Katims y Didier Le Pêcheur. Intérpretes: Andie MacDowell, David Strathairn, Elias Koteas, Adrien Brody, Brendan Gleeson, Alun Armstrong, Quinn Shephard. 130 min. Jóvenes.
Películas como Savior, Territorio comanche o El polvorín ya han retratado la brutalidad de las recientes guerras en la ex Yugoslavia. Ahora insiste el francés Elie Chouraqui (Bala blindada, Las marmotas) en Las flores de Harrison, ambiciosa superproducción francesa que adapta la novela Le diable a l’avantage, de Isabel Ellsen. En el Festival de San Sebastián 2000, el film ganó el Premio del Jurado a la mejor fotografía, el Premio de la OCIC (Oficina Católica Internacional del Cine) y el Premio del CEC (Círculo de Escritores Cinematográficos).
Harrison Lloyd es un prestigioso fotógrafo de la revista Newsweek, felizmente casado y con dos hijos, que ansía retirarse con su familia y cultivar las exóticas flores del invernadero de su casa. Pero debe hacer un último trabajo. Así que en 1991 viaja a la ex Yugoslavia, donde ha comenzado una guerra entre croatas y serbios, considerada por casi todos los expertos como un conflicto menor. Al poco de llegar, Harrison se ve implicado en un cruel tiroteo en el norte de Croacia, y es dado por desaparecido. Pero su esposa Sarah, también periodista de la famosa revista norteamericana, no se resigna, y decide viajar al frente de guerra en busca de su marido. En su rastreo por la desolada región de Osjiek la ayudarán varios valientes fotógrafos de diversas nacionalidades.
Además de resolver con gran vigor esta bella historia de amor conyugal y amistad, la película hace un retrato dantesco del horror de la guerra y elogia de paso la labor de los periodistas, en cuanto guardianes imparciales de la verdad frente a las presiones de uno y otro bando. En este sentido, el film resulta bastante ponderado: deja igual de mal a todos los combatientes, y a la vez muestra aquí y allá arranques de humanidad y heroísmo. Por lo demás, la trama es lineal y un poco blanda, quizá porque los perfiles de los personajes son más bien esquemáticos. Sin embargo, está bastante bien contada -al estilo made in Hollywood- e interpretada con notable convicción por un reparto internacional de alto nivel. Por su parte, Elie Chouraqui aplica a su puesta en escena un desnudo realismo naturalista, de impactante frialdad formal. Así, introduce al espectador en el fragor de los espeluznantes combates, sin regodearse en ellos y sin dejar de ahondar en los amargos conflictos éticos de los personajes.
Jerónimo José Martín