Una ingenua joven rusa, ilustradora de libros infantiles, y su espabilado hijo de 10 años entran ilegalmente en Gran Bretaña con la esperanza de encontrarse con el novio inglés de ella. Este no aparece y ambos quedan prisioneros de la burocracia y la policía en un viejo edificio para refugiados, situado en una mugrienta ciudad costera. La situación se hace insostenible y, para ganar algo de dinero, ella llega a tontear con una productora de películas pornográficas para Internet. Pero, en esas, ella y el chico encuentran el amor y la amistad de un inglés treintañero, marginal y perdedor, pero buena persona.
Premio a la mejor película en el Festival de Edimburgo 2000, y a la mejor película y actriz (Dina Korzun) en el Festival de Gijón 2000, Last Resort trata con cierta crudeza –sobre todo en las escenas en la productora porno–, pero con una sencillez y una autenticidad desbordantes, el problema de los inmigrantes ilegales en los países occidentales. Sin cargar mucho la mano, con unas interpretaciones excelentes y una vigorosa realización casi documental, Paweł Pawlikowski aporta otro título importante al nuevo cine social europeo.