Director y guionista: Nuri Bilge Ceylan. Intérpretes: Muzaffer Özdemir, Mehmet Emin Toprak, Zuhal Gencer Erkaya. 110 min. Adultos. Festival de San Sebastián 2003: Sección Zabaltegi.
Nuri Bilge Ceylan (Estambul, 1959) es un fotógrafo que estudió Ingeniería antes de acudir un par de años a la Escuela de Cine de la capital turca. En el Festival de Cannes de este año triunfó con su película Lejano, Premio Especial del Jurado y al mejor actor, compartido por los dos protagonistas. Admirador confeso del japonés Yasujiro Ozu -de quien valora sobre todo su mirada humanamente compasiva hacia los personajes-, Bilge Ceylan se ha empapado también la obra de Tarkovski, Bresson y Antonioni. Su primer largo, Kasaba (El pequeño pueblo), es de 1997. Luego vino Mayis Sikintisi (Nubes de mayo), que en 2000 ganó 18 premios internacionales.
Mahmut es un fotógrafo turco que vive en Estambul, instalado en una vida acomodada gracias a sus trabajos publicitarios para una empresa de pavimentos y a los reportajes de fotografía rural que realiza periódicamente. Solo tras su divorcio, Mahmut ve alterada su independencia con la llegada de Yusuf, un pariente que viaja a la capital en busca de trabajo. Yusuf, rústico y sencillo, es un trasunto del Mahmut de hace 20 años.
Esta historia de campo y ciudad no es excesivamente original, pero resulta muy sugerente y aleccionadora sobre la Turquía laica contemporánea heredera de Ataturk. Con ella, Lejano construye un relato con un poder de seducción visual poco común, que respira la intimidad de un equipo muy reducido (5 personas) y con poco material a cuestas, que no cae en la trampa del exotismo. Las calidades de fotografía, planificación y montaje son sencillamente apabullantes. Con la magia de buena parte del metraje tiene mucho que ver la inteligencia de las localizaciones, especialmente en las secuencias del puerto y el muelle abandonado.
El desmedido metraje, cierto atascamiento en el tramo final de la historia y algún exceso de esteticismo filoiraní -de esos que logran el arrobamiento de jurados y los desmayos de cinéfilos incondicionales- separan a Lejano de la condición de obra maestra. Todo llegará.
Alberto Fijo