En cuarenta años, Nueva York pasó de 250 a 7 librerías especializadas en libros antiguos o raros. Los libreros supervivientes cuentan su historia –muchos han heredado un negocio familiar– y explican por qué continúan al pie del cañón cuando tantos han cerrado. Todos trabajan por vocación y aman de verdad los libros. El librero aparece como una persona normal y también como coleccionista y guardián del legado histórico.
Libreros de Nueva York es un bello canto de amor al libro y a un oficio que está en pleno retroceso, pero no es una historia pesimista. El libro impreso va a sobrevivir, hay mucha gente joven tomando el relevo, aportando sangre e ideas nuevas. D.W. Young cuenta una historia que podría ser anodina y la convierte en un relato e…
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