(Actualizado el 25-02-2013)
Enero de 1865. Estados Unidos lleva cuatro años desangrándose en una terrible guerra civil. El Sur desea negociar una paz honrosa, pero el presidente Abraham Lincoln pretende votar antes en el Congreso la decimotercera enmienda de la Constitución, que aboliría la esclavitud.
Formidable lección de historia de Steven Spielberg, que maneja un férreo guión de Tony Kushner, basado en el libro de Doris Kearns Goodwin Team of Rivals: The Political Genius of Abraham Lincoln. Sorprende la fuerza de una película muy discursiva, con numerosos personajes y abundante información histórica, sin apenas desahogos que amplíen el lienzo y se considerarían razonables, a través de los campos de batalla o de los discursos memorables de corte épico.
Spielberg consigue que el ejercicio de la política parezca algo grande; no obvia la necesidad de negociar, comprar voluntades, ejercer la persuasión…: la política es el arte de lo posible. Y junto a las decisiones de trascendencia histórica, donde está en juego la igualdad entre los hombres que radica en su unidad naturaleza otorgada por el Creador, se encuentra lo personal, la querida esposa con problemas mentales o el hijo que desea combatir y no limitarse a ser… el hijo de su padre.
Nunca ha sido Spielberg mejor director de actores; nadie parece actuar, tan naturales son las interpretaciones, empezando por Daniel Day-Lewis, transfigurado en Abraham Lincoln, con modestia y humildad deslumbrantes. Su trabajo le ha valido su tercer Oscar a mejor actor principal.
Resulta una maravilla la composición de los planos, la dirección artística, naturalista, se diría que se ha rodado con la luz disponible, que nada está iluminado artificiosamente, en el Congreso, en la Casa Blanca, o en los exteriores sucios, donde vemos la crudeza de la guerra.