Hijo de un vendedor de anzuelos y cebos, Flint es un joven hiperactivo y entusiasta, que desde niño ha inventado todo tipo de artefactos, a cual más desastroso. Vive en la capital de una isla, cuya subsistencia se basa en la industria de la sardina. Cuando ésta se hunde, el lugar se suma en una gris depresión. Hasta que un día, Flint inventa una máquina capaz de provocar en las nubes lluvia de cualquier cosa, por ejemplo, de comida que, en efecto, comienza a caer sobre la ciudad. Para informar sobre ese extraño fenómeno atmosférico, cada vez más preocupante, llega a la isla una novata y bella reportera de TV, de la que Flin se enamora enseguida.
Dirigida por Chris Miller (Shrek Tercero) y el debutante Phil Lord, esta película de animación 3D estereoscópica parte de un argumento original, basado en la novela de Judi y Ron Barrett, e incluye situaciones sugerentes. Además, el filme critica con lucidez la mitificación de la ciencia y el oportunismo político, al tiempo que exalta el cariño familiar, el amor generoso y el compromiso social.
Sin embargo, esos sabrosos ingredientes se articulan en un guión algo confuso y deslavazado, que pierde fuelle por demasiadas junturas. Por otra parte, aunque la película incluye varias secuencias impactantes, su animación -tanto en diseños como en movimientos- es de una calidad inferior a la de otros grandes Estudios, como Pixar, Disney, Ilion, DreamWorks o Blue Sky.