Los amigos de Peter

Peter's Friends

TÍTULO ORIGINAL Peters Friends

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director: Kenneth Branagh. Intérpretes: Kenneth Branagh, Emma Thompson, Hugh Laurie.

El matrimonio Branagh-Thompson está de moda: él, por sus candidaturas al Oscar como mejor actor y director de Enrique V; y ella, por obtenerlo como mejor actriz en Regreso a Howards End.

Realizada en 1992, Los amigos de Peter es una comedia casi teatral, sentimental y cínica. Muy apoyada en el texto y los diálogos, recibe un gran impulso del guión de Rita Rudner (una de las actrices) y Martin Bergman, así como del grupo de actores eficaces, sinceros, llenos de naturalidad. El trabajo de Branagh como director es aceptable: presenta con rapidez y coherencia a los personajes, sus anécdotas entrecruzadas, perspectivas, momentos de reposo, cámara fija… Cabría sin embargo apuntar una excesiva preocupación por ser ágil y un cierto afán inmaduro de originalidad -de pronto un larguísimo travelling sin mucho sentido-, que condicionan un poco la solidez de su lenguaje.

La película tiene una rápida introducción documental en blanco y negro sobre los sucesos internacionales de los años 80, década de la que se toma la música pop para la banda sonora: famosos conjuntos y solistas británicos y norteamericanos. También hace diez años un grupo de amigos deja constancia fotográfica de su festiva actuación musical en casa de Peter. La historia comienza en 1992, cuando éste, huérfano y rico heredero de una gran mansión, invita en torno a la Nochevieja a sus viejos amigos, todo ese tiempo dispersos.

Esta situación convencional, ya clásica, permite hacer un retrato desenfadado, al borde de la caricatura, de las características psicológicas, afectivas y morales de un cierto sector de la sociedad actual; todos y todas son del mundo del cine, la radio, la publicidad… El muestrario no es ejemplar, muy al revés; pero un toque de amable ternura hace que la panorámica humana no resulte agria; tampoco moralizante. Incluso, los gruesos trazos del desconcierto sexual de hoy, pierden su dureza a través de un tratamiento cómico y ridículo. Bien es cierto que esto lleva a que el diagnóstico se quede más del lado de lo superficial.

Esta superficialidad afecta, a pesar de lo que pretende el director, a la misma lección final: el poder de la amistad permanece sobre todos los males y desgracias y el tiempo demoledor. Si en teoría la propuesta es válida, en la práctica no lo es mucho, pues no cabe amistad sin personas, y los amigos de Peter, tal como son, distan demasiado de ser personas…

Pedro Antonio Urbina

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