Hace más de medio siglo, Claude Lelouch dirigió su película más famosa: Un hombre y una mujer, un drama romántico protagonizado por dos jóvenes viudos. 53 años después –y con una película intermedia antes–, los dos protagonistas se encuentran. Ahora son dos ancianos y él, además, no recuerda apenas nada de su vida.
Estamos ante una cinta de valor más testimonial que cinematográfico. Lo reseñable es volver a unir a Lelouch con Anouk Aimée y Jean-Louis Trintignant, y aprovechar esta excusa para revisar la cinta original. Una película que ha aguantado bien el paso del tiempo y que, con sus irregularidades –su excesiva demora y su sentimentalismo– resultaba y resulta convincente en el retrato de los dos protagonistas. El título actual aporta poco más, pero quien tuvo retuvo, y la película se ve con gusto como homenaje a un cine de otra época.