Director: Hans Weingartner. Guión: Katharina Held y Hans Weingartner. Intérpretes: Daniel Brühl, Julia Jentsch, Stipe Erceg, Burghart Klaussner. Música: Andreas Wodraschke. 126 min. Adultos.
Tres amigos alemanes que desprecian la materializada sociedad capitalista y ansían cambiarla. Jule trabaja de camarera en un restaurante de lujo, mientras Jan y Peter, sin que lo sepa la chica, se convierten en Los edukadores, misteriosos asaltantes de casas de ricos que nunca roban y se limitan a asustarlos cambiando de lugar todas las cosas y organizando con ellas imaginativos montajes. Las cosas se complican cuando, en ausencia de Peter -que ejerce como su novio-, Jule se enamora de Jan y comienza a asaltar casas con él. En uno de esos asaltos, las cosas salen mal.
Ciertamente, tiene cosas interesantes esta segunda película del austriaco Weingartner, como su mirada crítica a la generación de Mayo del 68 -ahora totalmente aburguesada y sedentaria- y su idealista exaltación de las acciones pacíficas para mejorar la sociedad. Esto se resuelve mínimamente bien, con una eficaz y sobria puesta en escena, una sólida dirección de actores y un hábil recurso a contrapuntos humorísticos. Pero cansa la verborrea panfletaria de los diálogos, así como su superficial permisivismo moral respeto al sexo y a las drogas.
En este punto se nota que la película tiene los pies de barro, pues su contrapropuesta social y antropológica -frente a la supuestamente podrida e insolidaria sociedad actual-, es demasiado etérea, ácrata y a la postre superficial. Habrá que seguir la trayectoria de este director, que ha intentado ser original y superar con buen humor la tentación del fatalismo al uso.
Jerónimo José Martín