El guion de Los Japón emparenta a los vecinos de Coria del Río con la casa imperial japonesa. En 1614, una expedición japonesa capitaneada por el heredero del trono desembarcó en el pueblo sevillano para establecer relaciones comerciales. Además de tener éxito en sus negocios, el afortunado japonés encontró el amor y decidió cambiar el Imperio del Sol Naciente por Coria.
Al cabo de 400 años y, tras la muerte del emperador Satohito, una legación japonesa llega a Coria en busca del legítimo heredero del trono, que resulta ser Paco Japón, un sindicalista que trabaja en la fábrica que una gran empresa japonesa tiene en el pueblo.
Dani Rovira sigue explotando la fórmula de oro de Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes, y hace ahora un cocktail japo-andaluz que no desmerece de las cintas anteriores y que será, probablemente, un nuevo éxito de taquilla. Además, en esta ocasión le acompaña María León ( Allí abajo, La voz dormida, Carmina o revienta) que aporta enteros a la comedia con un papel totalmente a su medida. También Antonio Dechent (La familia mata, Solas) en el papel de abuelo es un buen sumando; sin embargo, al resto de los actores principales les falta algo de recorrido de interpretación, y se nota.
El guion es ágil y de buena factura, las subtramas están insertadas con acierto y las claves de la comedia funcionan muy bien; es una producción cuidada, colorista y visualmente atractiva. Si a todos esos aciertos se les hubiera sumado algo más de hondura, es decir, la inteligencia de aprovechar el humor para plantear temas de mayor calado, el resultado final hubiera sido más redondo y menos tópico. En cualquier caso, es un buen producto para pasar el rato y disfrutar de una tarde de risas.