Director y guionista: André Téchiné. Intérpretes: Catherine Deneuve, Daniel Auteuil, Laurence Cote, Benoît Magimel. 117 min.
André Téchiné da un giro radical desde Los juncos salvajes (1994), una obra sobre la adolescencia, pedagógica, y ésta de ahora que es una gran superproducción europea, muy europea, de cine negro.
El grito de su madre en la noche despierta al niño -unos ocho años, huraño, tozudo-: han asesinado a su padre. Puesto que teme que le van a ocultar los hechos, observa y descubre. Con él, el espectador va descubriendo la trama: el padre y el abuelo formaron una banda de enriquecimiento criminal. Su tío, separado de la familia y mal recibido, es policía; la amante de éste lo es a su vez de una profesora de Filosofía…
Todos los personajes cobran un fuerte relieve, en cierto modo como en las novelas de Georges Simenon, pero su densidad es sólo amarga y desesperanzada; con algunos excesos sexuales, que rompen la línea de interés de los sucesos. No es que se muestre la delincuencia desde los ojos del niño, es que éste entra anímicamente en él, entusiasmado, y se avejenta.
Selección Oficial en Cannes 1996, no es una película de Festival, sino quizá de los amantes del género; con el atractivo de ser peculiar, distinta, muy negra.
Pedro Antonio Urbina