Salma, una viuda palestina de 45 años, es propietaria de un limonar, que heredó de su padre. Cuando el ministro de Defensa israelí se construye una casa que linda con la propiedad de Salma, el servicio secreto recomienda que se arranquen los limoneros porque son peligrosos para la seguridad del ministro y su familia.
Eran Riklis es un veterano del cine israelí, cuya anterior película, La novia siria (2004), tuvo una buena acogida en festivales de cine. Con la ayuda de una guionista palestina (la periodista y documentalista Suha Arraf), ha logrado una sólida historia sobre “personas que se enfrentan por cosas que habrían podido resolverse muy fácilmente si hubiesen sido capaces de escuchar”. Un brillo especial tiene la acertada fotografía del suizo Rainer Kausmann (El hundimiento, Invasión), que se recrea en la magnífica actriz protagonista, Hiam Abbass (Nazareth, 1960) en una película bien hecha, amena, emotiva y tensa.
Los limoneros es interesante y valiosa pero lo sería mucho más si Riklis y Arraf hubieran prescindido de algunos ingredientes (el romance entre la viuda y el abogado, la situación del matrimonio del ministro, los rasgos caricaturescos de algunos secundarios y de las correspondientes situaciones) que restan fuerza a una cinta en algunos momentos enfática y simplista. Probablemente la intención era humanizar la historia y llevarla a un sencillo relato de soledades femeninas, pero la verdad es que “globalizando” los conflictos por la vía sentimental, Riklis banaliza su película y la hace excesivamente didáctica.
