Teresa tiene que cambiar sus planes de vacaciones porque su madre ha tenido un accidente y necesita sus cuidados. En ese tiempo, la convivencia entre las dos no será fácil, porque llevan bastante tiempo distanciadas. Esta trama tan sencilla explica la inmensa confianza de su directora en los dramas personales. Si en su excelente ópera prima (Viaje al cuarto de una madre, 2018), Anna Castillo y Lola Dueñas componían una retrato familiar muy sutil y sugerente, en esta película, María Vázquez y Adriana Ozores ofrecen al espectador la oportunidad de un nuevo viaje al intimismo de dos mujeres marcadas por el cariño, la dependencia y el miedo a perderse.
Hay un tercer personaje que aparece en la historia y sirve de contraste dramático y de unión …
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Un comentario
genial comentario