Hay quien dice que el Lang americano es mejor que el alemán. No sé si mejor, pero desde luego es igualmente valioso. En el cine negro logró un puñado de obras maestras (Perversidad, La mujer del cuadro, Deseos humanos, Mientras la ciudad duerme) entre las que destaca esta película que retrata la brutalidad del mundo del hampa de una forma inigualable. Glenn Ford, que murió a los 90 en 2006, hizo a los 37 años el mejor papel de su muy brillante carrera, encarnando a un detective duro y frío en el trabajo, y enamorado como un colegial de su mujer, con la que tienen una niña encantadora.
Los avatares de la historia le obligarán a tomar otras actitudes en las que está igualmente sensacional, especialmente cuando comparte cámara con esa actriz llena de talento que es Gloria Grahame (no se la pierdan en Cautivos del mal -ganó el Oscar- y, sobre todo, en la cinta de Nicholas Ray En un lugar solitario, compartiendo pantalla con Humphrey Bogart). Una mención expresa merecen los malos Lee Marvin y Alexander Scourby, entre los que brinca Grahame mofándose del servilismo de su amante.