Entre el 2 y el 3 de diciembre de 1984, la región india de Bhopal sufrió una fuga de isocianato de metilo en una fábrica de plaguicidas de la compañía norteamericana Union Carbide. Este gas, altamente tóxico, causó en unas horas una tragedia con miles de muertos y afectados, y una respuesta heroica de los ferroviarios, que intentaron por todos los medios salvar vidas.
La industria audiovisual de la India lleva años teniendo mucho protagonismo en Netflix, una plataforma que demanda cantidad y variedad de títulos, cosa que este país puede ofrecer. Con Los trabajadores del ferrocarril esta industria ha logrado no solo el éxito internacional que buscaba, sino también el prestigio de la crítica, que ha valorado el diseño de producción de la serie y también la calidad dramática de un guion contenido y delicado.
Parece que el primerizo Shiv Rawail ha utilizado como referencia la magistral Chernobyl, adoptando un diseño de sonido invasivo y saturado que genera una atmósfera asfixiante. También ha escogido una narración de historias entrecruzadas en diferentes localizaciones, que permite que la historia no caiga en un relato previsible de la tragedia.
Aun contando con ese referente casi obligatorio, la personalidad de esta serie es incuestionable, con un desarrollo de personajes en el que brilla la esperanza de un país demacrado por la pobreza y las castas, pero conocido por sus colores y bailes. En concreto en esta producción hay una canción que permite al espectador respirar en un clímax muy logrado, que hace que la épica anónima de los trabajadores resulte universal y trascendente.