Director: Marc Forster. Guión: Zach Helm. Intérpretes: Will Ferrell, Maggie Gyllenhall, Emma Thompson, Dustin Hoffman, Queen Latifah. 113 min. Jóvenes-Adultos. (SD)
Harold Crick es un metódico inspector de Hacienda con una existencia gris y monótona. Un día descubre una voz femenina que va narrando con exactitud cada una de sus acciones y pensamientos. Esa misma voz le anuncia una muerte inminente. Harold tendrá que encontrar a la autora si quiere cambiar el final de su historia.
No fue Luigi Pirandello el primero que abordó las relaciones del autor con sus criaturas en su archiconocida «Seis personajes en busca de autor», y estamos hablando de 1921. Adentrarse en los recovecos de la creación artística siempre ha dado mucho juego.
Por una parte, el tema permite reflexiones de cierto calado; por otra, este tipo de narraciones admiten experimentos formales que serían difíciles de casar en géneros más cerrados. Como todo, la fórmula tiene sus riesgos y el más común es el de convertirse en productos intelectuales de pesada digestión.
El realizador alemán -aunque afincado desde hace años en los EE.UU.- Marc Forster («Descubriendo Nunca Jamás») ha sabido evitar este peligro de erudición rodando una película milimétricamente equilibrada. Si en la primera hora se impone la reflexión metaliteraria y un cierto surrealismo, en la segunda la película cambia de tercio para presentar un drama -o comedia, la duda es del protagonista- mucho más cercano y convencional.
Parte del mérito de que el film llegue a buen puerto es del guión del debutante Zach Helm, que a pesar de lo que puede parecer a primera vista, es todo menos original. Helm se adentra por terrenos que ya han pisado algunos guionistas; como Charlie Kaufman en «Adaptation». Helm lo hace con menos pretensiones pero el resultado, a ratos, es más eficaz. La presentación de «Más extraño que la ficción» es menos vanguardista que la de «Olvídate de mí» pero también más fácil de asimilar; el bloqueo de la escritora británica -sensacional Emma Thompson- es mucho más llevadero que el que interpreta Nicholas Cage en «Adaptation» y los embrollados diálogos de «Extrañas coincidencias» se han sustituido por una sutil ironía que engancha al espectador, aunque también quita profundidad e impide desarrollar algunas cuestiones que, sobre el papel, se presentaban interesantes, desde el tema de la muerte al de la trascendencia o las relaciones del hombre con su creador.
Otra de las piezas que funciona a la perfección es el reparto: tener en un mismo cartel a Hoffman, Thompson, Latifah y Gyllenhaal es un privilegio, pero lo prodigioso es que los capitanee Will Ferrell. Y lo hace con éxito. Tanto que aspira merecidamente al Globo de Oro.
Ana Sánchez de la Nieta