Violencia extrema, ensalada de tiros, sexo a granel y varias secuencias irreverentes en una película grotesca que juega la carta de varios actores y actrices conocidos en papeles de una farsa procaz.
Lo más penoso es que el tejano Rodríguez, en mitad de una película de una frivolidad insultante, una más en su errática trayectoria, intente anotarse un tanto con un discurso populista sobre la inmigración ilegal. Y lo de Lindsay Lohan causa verdadera lástima.