No es el primer documental que aborda la vida y la obra de la Madre Teresa, ni será el último, aunque alguna publicidad lo califica de “documental definitivo”. Sin duda, es el más completo hasta la fecha. Cuenta con una documentación inédita, de primera mano, con el apoyo de varios historiadores y con testimonios relevantes, como el del padre Brian Kolodiejchuk, postulador de la causa de canonización de la religiosa, o las Hermanas Nirmala Joshi y Joseph Michael, segunda y tercera superioras de la orden.
El documental alterna, con calculado “desorden”, escenas habituales en documentales sobre las Misioneras de la Caridad: hermanas atendiendo pobres y menesterosos, o rezando, o alguna imagen de la Madre Teresa, o un recuerdo de algún sacerdote, con bloques biográficos menos conocidos, como son la historia de la familia de la santa en una población que pertenecía al Imperio otomano, el despertar de su vocación, la influencia de su madre, y su partida a Irlanda. Estos bloques, magníficos, están dispuestos según el orden previsto por el guion, no siempre rigurosamente cronológico. Algunas de las escenas han sido reconstruidas con ayuda de actores, incluida una actriz que es idéntica a Madre Teresa de joven, como nos la muestran las fotografías.
El documental tiene diversos objetivos. Por una parte, quiere mostrar que la obra de Madre Teresa continúa, está viva; las Misioneras de la Caridad siguen trabajando con el mismo espíritu. Insiste particularmente en que lo que hacía Madre Teresa y lo que hacen las Misioneras es acercarse a los más pobres entre los pobres con la mirada amorosa de Dios; ese es el gran secreto: ellas dicen que ven a Jesucristo en cada uno de sus pobres, y lo miran con el amor que Dios tiene a su Hijo.
El documental detalla brevemente, pero con claridad, lo que fue “la noche oscura del alma” que padeció la Madre durante tantos años. También se incluye el relato de la curación milagrosa que sirvió para el proceso de beatificación. Particularmente interesantes son las intervenciones de algunas personas que se encontraron en una situación desesperada y fueron ayudadas por el amor de la Madre, como un prisionero en una cárcel que visitó la monja, o una adolescente embarazada que decidió no abortar, y la exposición del trato que tuvo con san Juan Pablo II.
El principal acierto de este documental es dejar oír –es abundante y muy clara– la voz de la santa y, siempre que es posible, mostrar imágenes de archivo. El principal defecto –aunque pequeño– es una serie de repeticiones que alargan la película, pero el mensaje es claro y oportuno: «La Madre Teresa nos enseñó que no hay personas prescindibles”.