Entretenida secuela de Maléfica. Disney continúa revisando sus cuentos clásicos de animación con actores de carne y hueso, y deslumbrantes efectos visuales. La nueva mirada a La bella durmiente, de Charles Perrault, reincide en que Maléfica no es tan mala como la pintan, y hasta puede que haya una reina más malvada que ella. La excusa argumental la proporciona la inminente boda entre la princesa Aurora –que se ha convertido en una hija para Maléfica– y el príncipe Philip, muy enamorados.
El film discurre por parámetros semejantes a los de su predecesor, incluido un arranque empalagoso, saturado de efectos visuales. Pero idear a una villana a la altura de Maléfica –Michelle Pfeiffer, que casi roba la función a Angelina Jolie–, permite desarrollar una trama con el justo punto siniestro para no asustar a los niños y complacer a los adultos, lo que incluye algún momento espeluznante.