En 2008 Andy (Andrés) Muschietti realizó un terrorífico cortometraje de tres minutos llamado Mamá, y Guillermo del Toro ha apadrinado su conversión en un largometraje.
Del Toro acierta al avalar a este argentino afincado en España, que da pruebas de saber hacer tanto en la ambientación como en la creación de momentos de tensión. Ha conseguido un reparto acertado con dos protagonistas valiosos y de moda (Nikolaj Coster Waldau y Jessica Chastain) y, sobre todo, no le importa seguir el esquema clásico de los cuentos de fantasmas.
Dicho esto, le falta originalidad; la historia, que tiene un comienzo trepidante, pierde fuerza a medida que avanza a golpe de sustos y efectos especiales –demasiados–, y su final decepciona un poco, por tópico.