Mamut comienza mostrando a una familia feliz: Leo, rico creador de videojuegos; su mujer Ellen, cirujana en un hospital de Nueva York, y la pequeña Jackie. Luego Leo parte a Tailandia para firmar un importante contrato, y pasa allí más tiempo de lo previsto, está solo, se aburre y conoce a una chica… Ellen también se encuentra sola, trabaja de noche y apenas ve a su hija, quien pasa casi todo el tiempo con Gloria, su niñera filipina, cuyos hijos siguen en su país.
Mamut es la décima película del sueco Lukas Moodysson (Juntos), autor interesante que hasta ahora ha escrito sus propios guiones; también es la primera que ha rodado en inglés y, probablemente, su obra más ambiciosa, pero no la mejor.
Moodysson ha compuesto una obra didáctica. Muestra algunos problemas del mundo globalizado, ferozmente dividido entre ricos y pobres: la soledad de unos padres demasiado metidos en el trabajo, sin tiempo para ocuparse de su propia hija; a su vez, niñera no puede ocuparse de los suyos; vemos también la dura existencia de una mayoría en países como Tailandia o Filipinas, o en algunos barrios de Nueva York. La cinta es deliberadamente efectista y destaca la ingenuidad y el egoísmo occidentales.
Mamut es emotiva y predecible, lo que no significa que sea una mala película. Tanto los planteamientos como la dirección, y muy particularmente las interpretaciones, son excelentes. La película es sincera y se ve con agrado. Su principal defecto es que se limita a constatar que el mundo no es justo, y la cosa no parece tener remedio.
