A la salida del pase de Manchester frente al mar, un periodista utilizó el adjetivo “devastado” y, desde entonces, en mi cabeza, es muy difícil hablar de este drama sin usar el dichoso término. Porque Manchester frente al mar es la historia de un hombre devastado por un terrible suceso que, después de muchos años, sigue quemando la tierra que pisa. Y quizás, mejor dicho, no es solo un hombre devastado, es el retrato de una familia, de un pueblo, de una comunidad devastada por la tristeza, la amargura y la culpa. Manchester frente al mar es una de las películas más tristes que recuerdo. Con una tristeza que se pega a los huesos del espectador desde el primer fotograma –cuando todavía no sabe por qué el protagonista es un muerto en vida– hast…
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