La vida de Alexander McQueen es carne de documental. Nacido en Londres, hijo de un taxista y el pequeño de seis hermanos, desde muy joven quiso dedicarse a la costura y al diseño. Su talento y su capacidad de trabajo llamaban la atención y le ayudaron a posicionarse como un joven genio de la moda. Desde su primer desfile, McQueen conjugó su maestría en el corte y el dominio de la forma y el volumen con un sentimiento grandilocuente, trágico y oscuro de la vida que convertía sus pasarelas en un espectáculo tan enfático como inquietante.
Precisamente este notable documental se centra en el personaje, en las razones que hay detrás de esta concepción tan excéntrica de la moda y, en el fondo, de la propia existencia del diseñador. Porque, después de serlo todo en el mundo de la moda británica, McQueen conoce un declive personal que termina llevándole al suicidio con 40 años. Una corta vida llevada al extremo.
McQueen cuenta con un material de lujo. Estamos ante un diseñador contemporáneo que ha vivido delante de las cámaras. Parte del documental está contado por él mismo. Todos los personajes importantes de su vida: sus hermanas, sus compañeros de trabajo, sus novios e incluso sus padres aparecen en el reportaje. Algunos, lógicamente, a través de grabaciones de archivo pero de extraordinaria calidad. Por otra parte, las imágenes de sus desfiles y de sus colecciones –dentro de la estética agresiva de muchas de sus coreografías– tienen una indudable fuerza.
Pero al margen de la potencia visual del reportaje –subrayada por un montaje ágil y rotundo–, el documental sobresale por la profundidad con la que aborda el análisis de un personaje roto por dentro en un mundo –el de la moda– que no se prestó demasiado a curarle las heridas, más bien al contrario. En la vida de McQueen hay un suceso traumático que marcará su futuro y que ayuda a entender el sentimiento trágico y, a veces incluso morboso, que envuelve sus diseños, su modo de afrontar la sexualidad, su visión de la mujer, su desconfianza ante el ser humano y su íntima y profunda conexión con su madre. Su ancla. Alexander McQueen se suicidó el día de su funeral. No fue capaz de soportar su pérdida.
Estamos ante un producto adulto, duro y algo desasosegante pero de una calidad cinematográfica sobresaliente y de máximo interés para quienes trabajan en el mundo de la moda.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta