Londres, 1950. Un productor quiere adaptar al cine la célebre obra de Agatha Christie La ratonera, que está celebrando por todo lo alto las 100 representaciones en el más importante teatro londinense. En medio de la fiesta, asesinan brutalmente a un director de cine. Como en la propia obra de teatro, una excéntrica pareja formada por un veterano inspector en constante estado de embriaguez y una joven e inexperta agente serán los encargados de investigar el caso.
Ópera prima de Tom George, esta deliciosa comedia policiaca juega con todos los elementos del género –desde personajes a giros y puesta en escena– para someterlos a una hilarante revisión metacinematográfica. La película funciona como una muñeca rusa que esconde varias propuestas en su interior: hay misterio, hay humor, hay cine de época, hay una potente crítica al mundo del cine y, hay, sobre todo, una lúcida sátira sobre la creación literaria y artística.
A pesar de algunas caídas de ritmo y de algún cambio de tono que amenaza con ensombrecer excesivamente la comedia, la película –sin llegar al nivel de Puñales por la espalda–, es notable. Y lo es, además de por su propuesta narrativa, por un elegantísimo diseño de producción, mimado al detalle y muy disfrutable, y por la calidad del reparto, donde destacan Sam Rockell, Adrien Brody y, sobre todo, Saoirse Ronan, que convence en un registro –el cómico– que había explorado poco hasta ahora.
Una producción inteligente y cuidada que gustará a un público muy amplio.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta