John Carney (Dublín, 1972) realizó en 2007 uno de los milagros cinematográficos de los últimos años. Con apenas 160.000 euros rodó un musical romántico en la calle que terminó ganando 20 millones de dólares en la taquilla internacional. Once obtuvo además el Oscar a la mejor canción original por la imprescindible Falling Slowly. Después llegaron películas con más presupuesto que seguían combinando con acierto, aunque no tanta genialidad, el amor y la música: Begin Again y Sing Street.
Modern Love es el título de esta nueva serie de Amazon basada en las historias de amor publicadas en una popular columna de 15 años de antigüedad en The New York Times. Esta sección pretendía demostrar que, en una época como la actual marcada por el cinismo pragmático, la vida real sigue protagonizando relatos románticos conmovedores. John Carney, que ya había trabajado en la televisión antes de Once, utiliza un tono cómico y luminoso para contar ocho historias imprevisibles en las que hay bastante música y canciones, pero esta vez no forman parte del argumento como en sus películas. Tan solo en el capítulo 3, en mi opinión el más brillante con diferencia, la historia se cuenta en parte como si fuese un musical protagonizado por la excelente Anne Hathaway.
Reparto extraordinario
Además de la ganadora de un Oscar a la mejor actriz secundaria por Los miserables, hay un reparto extraordinario en cada capítulo: John Slattery (Mad Men), Tina Fey (Rockefeller Plaza), Catherine Keener (Kidding), Dev Patel (Lion), Olivia Cooke (Motel Bates), John Gallagher Jr. (The Newsroom), Julia Garner (Ozark), Andrew Scott (Sherlock), el cantante Ed Sheeran o Andy García. Cada uno de ellos aporta simpatía y ternura a unos personajes que descubren que la amargura y los altibajos también son parte del amor. Esta antropología constructiva es lo que vertebra la serie y le da una personalidad propia. La capacidad de los guionistas para humanizar a los personajes y dotarles de interioridad en pocos minutos es muy meritoria. Estamos acostumbrados a ver en las series actuales planteamientos sexualizados y banales sobre la familia, la pareja y los hijos, y Modern Love supone un cierto cambio de aires.
La serie utiliza un tono cómico y luminoso para contar ocho historias de amor imprevisibles en las que hay bastante música y canciones
En el capítulo 4 destaca el tratamiento que se hace de una crisis de una pareja tras 20 años de matrimonio. Es un tema que se trata con delicadeza y optimismo, proponiendo soluciones creativas a los problemas. El uso del partido de tenis como símbolo de la evolución de la relación es muy acertada. Igualmente, en el capítulo 3, hay un enfoque audaz a un problema muy complicado: la capacidad de amar de las personas con enfermedades mentales.
Sin embargo, la serie, en varios capítulos, no acaba de ser lo compleja y profunda que debiera, por varios motivos. Aunque está basada en historias reales, el enfoque tergiversa la realidad a su gusto. Las premisas y los clímax de cada capítulo son ingeniosos y a veces hasta brillantes, pero el segundo acto o intermedio que desarrolla la historia no está a esa altura. En buena medida, el problema es que hay una cierta ingenuidad y simpleza en el recorrido de los personajes, que hace que las historias resulten un tanto artificiales y reiterativas. Se echa en falta más de hondura en los planteamientos vitales.
Tampoco la música, uno de los grandes méritos de las películas de Carney, llega a conmover, a pesar de la variedad de cantantes y temas que desfilan por la serie. desde la omnipresente Regina Spektor (Leftovers, (500) días juntos, Las Crónicas de Narnia) a melodías que recuerdan demasiado a las bandas sonoras de las películas de Woody Allen. De Once salías cantando, pero de Modern Love cuesta recordar algunas de las canciones.
Por otra parte, hay concesiones a lo políticamente correcto que ya se han convertido en un sello obligatorio en las series de televisión. Tantos en los créditos de la serie como en el capítulo 7, la ideología de género tiene su cuota de pantalla. Una vez más se presenta la adopción de una pareja homosexual con un retrato estereotipado, visto una y mil veces en series actuales. Es una pena que sea tan difícil encontrar en la pequeña pantalla la complejidad que hemos visto en algunas películas actuales como Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!, Bohemian Rhapsody o Rocketman.
Siendo una serie que se ha convertido en fenómeno con el apoyo de crítica y público, resulta normal que haya una considerable unanimidad sobre el capítulo 6. Dirigido por la actriz Emmy Rossum (Shameless), es una historia que genera desconcierto e incluye algunos giros bienintencionados pero bastante torpes sobre la relación entre una joven estudiante y un profesor universitario 30 años mayor.
Los cuatro primeros capítulos, tres de ellos dirigidos por John Carney, están mucho más logrados que los siguientes. Modern Love tendrá una segunda temporada que se estrenará en 2020.