París, julio de 1942. Edmond Batignole (Gérard Jugnot), carnicero, calzonazos y ex combatiente de la Gran Guerra, sufre pacientemente la ocupación alemana sin mirar a derecha ni a izquierda. A pesar de la penuria, Edmond logra alimentar a su familia: mujer, hija y Jean-Pierre Lamour (Jean-Paul Rouve), su futuro yerno, un impresentable colaboracionista. Cuando su vecino, un médico judío, es arrestado, ocupa su casa, decisión que tendrá serias consecuencias; a esa casa acuden los supervivientes de la familia: el pequeño Simon y sus primas. Tras serias dudas y un duro enfrentamiento con Lamour, Edmond tomará la decisión de ayudarles aunque le puede costar la vida.
Gérard Jugnot lleva más de treinta años en el cine, ha protagonizado 80 películas, escrito 16, dirigido 10 y producido 3; pero sólo se le ha conocido fuera de Francia a partir de «Los chicos del coro». Aprovechando ese tirón se estrena una película del año 2002, escrita, producida, dirigida y protagonizada por él. Se trata de una obra muy aceptable a pesar de no ser original. Detalles cuidados, buena ambientación, tristeza melancólica, humanidad, humor y un buen mensaje: todos podemos ser héroes a pesar de las presiones exteriores. Lo mejor: la interpretación de los tres niños, y especialmente de Jules Sitruk (Simon). Lo peor, el tonillo cínico de fondo y una secuencia exhibicionista que no viene a cuento.
Fernando Gil-Delgado