Parecía que esta temporada la DreamWorks Animation por fin iba a avanzar en su particular duelo con la Walt Disney. Así se deducía al comparar la imperfecta Atlantis con la popularísima Shrek. Pero a última hora ha equilibrado de nuevo la balanza el gran genio de la animación actual: John Lasseter, alma mater de Pixar Animation, donde ha dirigido las obras maestras Toy Story y Toy Story 2, y Bichos. Ahora como productor ejecutivo, en Monstruos S.A.ha dado la alternativa a sus tres mejores colaboradores, que han logrado otra espléndida película de animación digital, casi tan divertida como sus antecesoras.
La acción transcurre en Monstruópolis, ciudad donde habitan los monstruos que asustan a los niños por las noches. Esos sustos son importantísimos para este singular mundo paralelo, pues los gritos infantiles aportan energía a la ciudad. El mejor y más popular asustador es Sulley, un tímido, amable e inmenso monstruo azul, que sigue batiendo records a pesar de que cada vez cuesta más arrancar los gritos, pues los niños están perdiendo la inocencia a marchas forzadas. Sulley y su mejor amigo, el enamoradizo y charlatán Mike, deberán enfrentarse a una situación peliaguda cuando una niña llamada Boo entra accidentalmente en Monstruópolis por culpa de una negligencia del malvado asustador Boogs, un maquiavélico lagarto dispuesto a lo que sea para ganar a Sulley. La emergencia se generaliza a toda la ciudad, pues supuestamente los niños son mortalmente tóxicos para los monstruos.
Una vez más, el prodigioso trabajo de animación digital -mejorado notablemente en lo referente a movimientos, texturas y expresividad gestual- se asienta sobre un guión excelente, plagado de divertidas referencias cinéfilas y literarias, gags sensacionales y personajes magistralmente perfilados. En él se aprecia la rica, inconformista y alentadora visión del hombre de la que parte el equipo creativo de Pixar. Todo ello, presentado a través de una agilísima puesta en escena, de impecable planificación y a ratos muy espectacular.