Rachel McAdams encarna a Becky Fuller, joven productora de un telediario local, que tras perder su empleo tiene la suerte -dudosa suerte- de ser contratada para impulsar el programa Daybreak, colista de los informativos matutinos nacionales.
Becky, incorregible optimista, asume el reto sin saber las dificultades que le aguardan: tiene que hacerse con una plantilla desmoralizada y poco competitiva -buena escena la del primer encuentro con su equipo-; y para atraer audiencia, obliga a Mike Pomeroy, leyenda del periodismo, a unirse a los suyos en calidad de presentador del programa. Pomeroy es un engreído insoportable que odia la televisión de bajo nivel, como es, a su juicio, Daybreak.
Morning Glory no es una gran película: es un simple diver…
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