Avalonia prospera gracias al pando, una fruta que produce energía. Pero, al comienzo de esta historia, el pando sufre una extraña enfermedad y un equipo compuesto por la alcaldesa, por Seracher, granjero descubridor del pando; su hijo Ethan, adolescente, cuyo problema es cómo declararle su amor a su amigo, y algunos más, parten a investigar. La ambientación es retrofuturista, inspirada en Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne; El mundo perdido, de Conan Doyle, y Viaje alucinante, de Asimov.
Dirige Don Hall, un veterano de la factoría Disney que tiene una buena película en su haber: Big Hero 6. El filme tiene buen ritmo, pero es excesivamente largo y hay un momento en que se mira el reloj. El guion es una lección de cómo hay que cuidar del planeta, ocupar un nicho ecológico y aceptar los sacrificios que haga falta –hambre y frío– con tal de no deteriorar el medio ambiente. El mensaje es bueno, pero se hace cargante. Por lo demás, Ethan, único varón bien tratado en esta película, es homosexual. Disney ha dado un paso más en la causa pro LGBTQ… La familia de Ethan lo ve perfectamente normal y le da los consejos al uso.
