Nómadas es el primer largometraje del joven madrileño de 28 años Gonzalo López-Gallego, autor hasta ahora de diversos cortos. Se desarrolla en un mundo extraño, frío y oscuro, quizá futurista, quizá onírico. En él, cuatro jóvenes perdidos conectan trágicamente sus vidas. Barba y Calvo son dos marginales que viven para satisfacer sus instintos primarios. Su terrible encuentro con Sara, una chica con profundas depresiones, culmina con un romance imposible entre ella y Alex. Éste es un mecánico demente, que asesina a sus clientes quizá para conjurar la muerte de sus padres en un accidente de tráfico.
Nómadas ha ganado ya numerosos premios, como el correspondiente a la mejor película extranjera en el último Festival Independendiente de Nueva York o el Premio Especial del Jurado en el Festival de Málaga 2001. Ciertamente, ofrece una sugerente factura tenebrista, de angustiosa planificación y esmerada resolución fotográfica, y reforzada con un elaborado montaje de sonido. Estos recursos técnicos, unidos a las valientes interpretaciones del dúo protagonista -los matones están mucho peor-, suplen en parte la escasez de diálogos y logran «crear un mundo de sensaciones», principal objetivo del director. Sin embargo, esas sensaciones no tienen entidad ética ni dramática, pues la supuesta abstracción de la película está al servicio de una trama sin sentido, cuyo delirante retrato de la soledad y la locura deriva hacia un nihilismo cargante, violento y a veces obsceno.
Jerónimo José Martín