La nueva película del iraní de origen kurdo Bahman Ghobadi (ganador del festival de San Sebastián en dos ocasiones con las películas Las tortugas también vuelan y Media Luna) cuenta la breve historia de una joven pareja de músicos iraníes que intentan formar un grupo de rock, dar un concierto en Teherán y salir de gira al extranjero. No lo tendrán nada fácil.
Como casi todas las películas iraníes que nos llegan, Nadie sabe nada de gatos persas es una obra mínima, interesante y triste. En el caso presente las aventuras de Ashkan y Negar sirven para mostrar un curioso mundo underground dedicado a la música: intérpretes, ingenieros de sonido y productores, todos ellos jóvenes y entusiastas que quieren que les dejen en paz. La búsqueda de músicos, dinero y pasaportes permite mostrar el deseo de libertad de los jóvenes iraníes, y también una música de gran belleza que se nos presenta, a menudo, en forma de videoclips, muy a tono con la historia.
Si no fuera iraní no sería una cinta original, por tópica y de realización deliberadamente pobre. Pero dado su origen, hay que descubrirse ante ella. En Irán solo se podrá ver en DVD piratas. En el festival de Cannes ganó el premio especial del jurado en la prestigiosa sección Un certain regard.