Danny Ocean (George Clooney) sale de la cárcel en libertad condicional y le falta tiempo para preparar un nuevo golpe: asaltar simultáneamente tres casinos en Las Vegas que, por ser propiedad de Terry Benedict (Andy Garcia), comparten cámara blindada. La película se divide en tres actos. El primero relata la formación del equipo ideal que dará el golpe. Durante el mismo, se ofrece una exhibición de interpretaciones, siempre alrededor de George Clooney: Brad Pitt, Matt Dammon… El segundo acto, ya en Las Vegas, recrea la preparación del atraco y ofrece una sorpresa: Tess (Julia Roberts), la ex mujer de Danny, está liada con Terry Benedict; una complicación sentimental que puede poner en peligro la operación. Finalmente, el golpe y el desenlace.
Steven Soderbergh, director mimado por la crítica europea tras su espectacular debut con Sexo, mentiras y cintas de vídeo, ha sido aceptado por la gran industria de Hollywood tras competir por los Oscar el año pasado con Erin Brockovich y Traffic. Ahora, en Ocean’s 11. Hagan juego, ofrece ni más ni menos que un entretenimiento de primer orden, a la antigua usanza, apoyado por un gran reparto. No podía ser otra cosa, pues se trata de un remake de La cuadrilla de los 11, clásico del género protagonizado por Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr. y Peter Lawson, es decir, el llamado Rat Pack.
La película, cosa insólita en un remake, supera al original. El primitivo Ocean’s Eleven (1960) se deleitaba exclusivamente en las interpretaciones de un grupo de actores amigos. El asalto era de pacotilla. La presente edición cuida las tres partes del guión y hace creíble las situaciones más increíbles, sin descuidar los perfiles de los personajes. Así, los actores y Soderbergh logran una obra ágil y entretenida, pero que no da más de sí. Es probable que si el director no fuera Soderbergh nos sentiríamos satisfechos con este producto; pero, a tenor de la calidad del director y del reparto, no podemos evitar una sensación de vacío, un «¿y eso es todo?».