El ladrón Danny Ocean se ve obligado a reunir de nuevo a su cuadrilla ante la amenaza del temperamental dueño del casino, que fue desvalijado en Ocean’s Eleven. Los ladrones tendrán que dar varios golpes para poder saldar esa deuda y sus intereses. Una mujer policía (Catherine Zeta-Jones) les sigue la pista.
La película ha contado con 110 millones de dólares de presupuesto frente a los 85 del original, que ingresó 183 sólo en EE.UU. Soderbergh cambia de guionista, y el resultado es tremendamente anodino. No es que la historia de Ocean’s Eleven fuera un prodigio, pero había que reconocerle cierto encanto en el dibujo de los personajes, las relaciones entre ellos y la ejecución del golpe.
En esta secuela, los actores simplemente están. Dice Soderbergh, con un deje de galeote, que se aburre y que se plantea dejar el cine. Una postura comprensible después de ver sus tres últimas películas: Solaris, Full Frontal y Ocean’s Twelve.
