Director: Jafar Panahi. Guión: Shadmehr Rastin, Jafar Panahi. Intérpretes: Sima Mobarak Shahi, Safar Samandar, Shayesteh Irani. 88 min. Jóvenes.
El director iraní Jafar Panahi («El espejo», «El círculo») vuelve a provocar a las autoridades de su país con su nueva película «Offside. Fuera de juego», gran premio del jurado en la última edición de la Berlinale.
A sus 46 años, Panahi -documentalista desde 1988, iniciado en el largometraje de ficción en 1995 con «El globo blanco», con guión de Abbas Kiarostami- nunca consigue que sus películas puedan verse en los cines de su país. Y eso que la crítica que Panahi hace de ciertos aspectos del islamismo vigente es siempre fina y artística.
En este caso se trata del machismo imperante que impide que las mujeres puedan acercarse a los estadios de fútbol a disfrutar de un partido. De hecho, la que se cuela en un estadio es detenida y llevada bajo arresto a la Brigada Antivicio. Tan cierto como surrealista. La película nos muestra en tiempo real el lugar improvisado que los soldados destinan a las chicas que van deteniendo en un partido de fútbol. El transcurso del partido es el telón de fondo real sobre el que se asienta la acción. Las seis chicas detenidas sufren porque se están perdiendo el partido, charlan entre ellas y con los soldados que las guardan, tienen necesidad de ir al baño, etc.; todo con un tratamiento tan naturalista como minimalista. Este es el defecto principal del largometraje: se construye sobre una anécdota tan pequeña que le cuesta llenar los noventa minutos. Así, un ritmo irregular y un final en exceso dilatado hacen que el relato pierda fuerza, y que se quede en simpática una película que podría haber sido notable.
Actores no profesionales afrontan un guión que continuamente se abre a la improvisación. Las dos horas que dura el partido se corresponden con el tiempo real de rodaje del film, excepto algunas escenas rodadas en otras localizaciones.
Juan Orellana