El título no suena a nuevo. La obra más célebre de Jane Austen ha conocido unas cuantas versiones televisivas de calidad -la última en 1995-, ha inspirado una buena parte de las comedias románticas que abordan la, eterna y siempre rentable en taquilla, guerra de sexos y, recientemente, ha sido revisada en clave de Bollywood por Gurinder Chadha («Bodas y prejuicios»). Sin embargo, hay que remontarse 65 años para encontrar en la gran pantalla una adaptación como la que propone Joe Wright; literal y de una fidelidad casi total tanto al texto como al contexto en el que nació la novela.
Apoyándose en un cuidado diseño de producción -desde el maquillaje, hasta los vestuarios o los detalles de la decoración- el debutante Wright consigue recrear la campiña inglesa de finales del siglo XVIII, el marco donde la señora Bennet -una magnífica Blenda Blethyn- sufre todo tipo de avatares para casar a sus cinco hijas frente a la aparente pasividad de su marido.
Quizás uno de los mayores méritos del realizador británico es que ha sabido respetar el espíritu de la novela. Conserva así la elegancia y el sentido del humor del texto, recogiendo en unos magistrales diálogos -muy cinematográficos a pesar de su origen- algunas de las certeras reflexiones de Jane Austen y haciendo creíble, o al menos verosímil, una problemática femenina que está a años luz de la actual.
En el capítulo interpretativo, sobresale Keira Knightley («Piratas del Caribe») que, con sólo 21 años, hace un entrañable y divertido retrato de la temperamental Lizzie. Frente a su fresca interpretación, Matthew Macfadyen construye un señor Darcy demasiado envarado y frío que hace añorar al Colin Firth de la versión televisiva de la BBC.