Arabia, a principios del siglo XX. Tras una cruenta guerra, dos jefes tribales firman la paz en pleno desierto. El vencedor, el emir de Hobeika, obliga a su rival, el sultán de Salmaah, a respetar como tierra de nadie la llamada Franja Amarilla, que separa los dos reinos. Como garantía, el vencedor se lleva como rehenes a los dos hijos del vencido, Saleh y Auda. Pasan los años y Saleh se ha convertido en un audaz guerrero, ansioso por regresar con su padre. A Auda sólo le importan los libros y una bella hija del emir. Un empresario de Texas encuentra petróleo en la Franja Amarilla y los odios se reavivan.
Tras el fallido experimento Su majestad Minor, el francés Jean-Jacques Annaud (Enemigo a las puertas, Siete años en el Tibet) regresa al drama épico. Y lo hace adaptando la novela Al sur del corazón, escrita en 1957 por el suizo Hans Ruesch, con Tarak Ben Ammar como productor, y con Lawrence de Arabia como referencia. Recrea a lo grande un episodio histórico del mundo árabe, con un retrato ponderado de las tensas relaciones tribales, las corrientes del islamismo y las consecuencias del descubrimiento de petróleo en esas tierras, más el afán de las multinacionales por hacerse con su control. El intenso drama familiar está tratado con inteligencia.
Oro negro, con un limitado presupuesto, tiene una brillante factura, una ambientación esmerada y una bella música de James Horner. La fluida planificación –a ratos, algo académica– luce tanto en los pasajes intimistas como en las impresionantes escenas bélicas.