Ganadora de 4 Oscars:
Película, Película internacional, Director, Guion original
Gi Taek y su familia viven en un semisótano en una situación paupérrima. Todos están en paro y sobreviven con algunos trabajos esporádicos mal remunerados. La situación cambia cuando el hijo mayor empieza a dar clases particulares a la hija de una familia adinerada que, poco a poco, va abriendo sus puertas a Gi Taek, su mujer y sus hijos.
El cine surcoreano vive un momento de indudable esplendor y apertura que ha internacionalizado sus películas gracias a directores como Hong Sang-soo (el denominado “Woody Allen coreano”), Kogonada (Columbus), Park Chan-wook (Stoker) o Lee Chang-dong (Poesía). Entre ellos destaca Bong Joon-ho (Daegu, 1959), que en 2003 presentó Crónica de un asesino en serie, que le dio a conocer a todo el mundo. A partir de entonces ha logrado coproducir con capitales extranjeros de distribución internacional películas tan originales como The Host (2006), Rompenieves (2013) y Okja (2017). El pasado 25 de mayo ganó la Palma de Oro en Cannes por Parásitos en una edición de muy buen cine: Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar; Los miserables, de Ladj Ly; A Hidden Life, de Terrence Malick…
Parásitos es una comedia negra diferente dotada de un ritmo vertiginoso. Más de dos horas de duración en las que la historia no deja de complicarse y asombrar por el humor y la inteligencia de los diálogos. El reparto coral está excepcional, desde el imaginativo hijo pequeño a la astuta criada que ve amenazada su cómoda posición de poder. Bong Joon-ho cuenta una historia universal muy actual en la que resalta una crítica realmente acertada a un mundo de pensamiento débil culturizado por Google.
Las dos familias antagónicas coinciden en una escasez de ética preocupante, con adultos que se comportan como inestables adolescentes, y astutos adolescentes que tienen la madurez calculadora y despiadada de adultos. Todos comparten un rasgo común: el individualismo materialista que les impide ser felices y tener un proyecto familiar ambicioso. El diagnóstico no es novedoso, pero este cineasta surcoreano no se queda ahí, sino que propone una cierta esperanza en las futuras generaciones. De esta manera la película divierte, impacta (hay algún exceso de violencia y sexo descarnado) y hace pensar, para terminar conmoviendo en una magnífica escena final.
Parásitos es una obra maestra y Bong-Joon ho se ha ganado entrar en el olimpo de los cineastas más personales e importantes de su generación junto a Villeneuve, Koreeda, Cuarón, Nolan, Fincher, Pawlikowski o Iñárritu.