Werner Boote, nieto de un industrial pionero en el sector de los plásticos, realiza un viaje de investigación por todo el planeta haciendo preguntas sobre la presencia de este producto en el mundo moderno y sus riesgos para la salud humana y para el medio ambiente. El documental está rodado al estilo de Michael Moore: Boote es el protagonista que acude a los lugares y habla con los responsables. Pero a diferencia del realizador norteamericano, no es una presencia agresiva y desagradable, sino un interlocutor amable y honrado, que no busca demonizar sino aprender y concienciar al público y a la industria.
El estilo visual es homogéneo aunque el origen de las imágenes es muy variado: se incluye algún spot de época (años cincuenta) y también algunas secuencias de animación estilo manga. Tiene una línea expositiva clara y mueve al público a hacer algo, sin quedarse en lamentar los males del mundo.