Lee Israel (1939-2014) fue una biógrafa de cierto éxito en la década de los 80 que terminó dedicándose a la falsificación de cartas de famosos literatos. Se calcula que inventó más de 400 textos y los vendió a diferentes bibliotecas por cantidades considerables de dinero. Durante unos años consiguió vivir del delito llevando una vida solitaria marcada por el alcohol.
Melissa McCarthy es el principal reclamo de esta película. La actriz cómica es una de las favoritas del público de Estados Unidos gracias a taquillazos como Cuerpos especiales o La boda de mi mejor amiga. ¿Podrás perdonarme algún día? se ha promocionado como el primer papel “serio” de esta actriz. Algo que no es cierto, ya que en la comedia St. Vincent (2014) interpretó formidablemente a una madre soltera en un personaje dramático que era lo mejor de la película. Es verdad que en esta ocasión su personaje es mucho más amargo: una mujer que reconoce que su mejor amiga es una gata.
La historia tiene varios alicientes muy interesantes, sobre la propiedad intelectual y la creatividad literaria, que no están lo suficientemente aprovechados. También le falta emoción y sinceridad a la relación de amistad de la protagonista con un extravagante alcohólico. Aunque la trama se sigue con cierto interés, el metraje resulta excesivo para la historia que cuenta.
Si son perfectamente justificables las nominaciones a los Oscar de la actriz protagonista y el actor secundario (Richard E. Grant), resulta excesiva la candidatura al mejor guion adaptado. El libreto de Nicole Holofcener (Sobran las palabras, Secretos de un crimen) y el primerizo Jeff Whitty tiene algunos diálogos divertidos y genera una cierta empatía hacia personajes perdedores, pero no tiene un desarrollo dramático a la altura del reparto. La homosexualidad de los personajes, la invención creativa de las cartas o la investigación policial merecerían un tratamiento más ingenioso y emotivo que el que ofrece una película que, a pesar de sus valores, no termina de convencer.