Tres primos en todos los sentidos. Una boda frustrada. Un viaje a Comillas para encontrar a una antigua novia y… la ayuda económica del gobierno cántabro. Después de la fallida y tosca Gordos, llega la tercera película del director de Azuloscurocasinegro, película que, dicho sea de paso, algunos elevaron al Olimpo a toda prisa, mientras a mí, más allá de su recurrente zafiedad, me dijo poco.
Primos es un cuentecillo de poca monta que solo sabe hablar de sexo, de una manera obsesiva. Repiten los tres protagonistas masculinos y todo se confía a un humor tabernario de un trío de colgados cuya historia elemental y primaria resulta agotadora. Una, otra, vulgar y monotemática comedieta llena de tópicos.