Director: Chris Columbus. Guión: Gigi Levangie. Intérpretes: Ed Harris, Julia Roberts, Susan Sarandon, Jena Malone, Liam Aiken, Lynn Whitfield, Darrell Larson. 124 min. Jóvenes-adultos.
Isabel, prestigiosa fotográfa, vive con un ejecutivo mucho mayor que ella, divorciado, que tiene un hijo de ocho años y una hija adolescente. Los chicos le recuerdan continuamente que ella no es su madre ni podrá sustituirla nunca, y ella va a luchar por ganarse su afecto. En cuanto a la madre, le preocupa que una intrusa, egoísta e inexperta, se ocupe de sus hijos. Poco a poco, Isabel va cobrando afecto a la madre y a los chicos, y éstos le corresponden. El padre acabará pidiéndole que se case con él. Una enfermedad ayudará, artificialmente, a solucionar la situación.
Magnífico film dirigido por Chris Columbus (Solo en casa, Sra. Doubtfire), que aborda con honradez los problemas, desgraciadamente frecuentes, de bastantes familias actuales. El director examina a cada uno de los protagonistas y su punto de vista. Los chicos observan y critican sin piedad: «No intentasteis entenderos, os gritabais siempre, yo os vi», dice el pequeño; «Yo no dejaré plantada a mi madre; para eso estás tú», responde la niña a su padre. Isabel pregunta honradamente: «Si tu primer matrimonio fracasó, ¿cómo puedes estar seguro de que éste funcionará?». O la pregunta clave que hace el niño a su padre: «¿Ya no quieres a mamá?». «Sí -reconoce el padre-, pero de otra manera». Isabel aparece como una yuppie, preocupada por su trabajo y por ella misma: «No he tenido el valor de ser madre», declara. Pero acaba por comprender que su vida actual exige dedicación a su nueva familia. Cuando todo ha sido dicho, Columbus reconoce que esa situación familiar es insostenible y elige el menos malo de los desenlaces posibles.
A una puesta en escena vigorosa y eficaz se une un reparto capaz de enfrentarse a cualquier dificultad interpretativa o de guión; y esto vale para los veteranos Ed Harris, Susan Sarandon y Julia Roberts, como para los jóvenes Jena Malone y Liam Aiken, que demuestran un envidiable desparpajo.
Fernando Gil-Delgado