Aunque llevan un tiempo separados y mantienen sus heridas abiertas, los neoyorquinos Paul y Meryl Morgan -él, abogado; ella, agente inmobiliaria- no acaban de romper el vínculo que les une. La vida les regala una nueva oportunidad cuando son incluidos en un programa de protección de testigos, que les lleva hasta un perdido pueblo de Wyoming.
Hecha a la medida de sus protagonistas, Hugh Grant y Sarah Jessica Parker, la película resulta divertida —sobre todo en sus contrastes entre el campo y la ciudad— y ofrece una elogiable defensa del matrimonio, la paternidad y el perdón. Pero el guión es tan evidente y los personajes son tan arquetípicos, que el espectador nunca se implica demasiado en esas propuestas. Y esta vez la puesta en escena del …
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.