Tres años después de su accidentado traslado de Canadá a Río de Janeiro, el guacamayo azul Blu vive feliz en el Centro de Conservación de Especies de la ciudad carioca, con Perla y los tres hijos de ambos. Un día ven por televisión cómo sus dos amigos ornitólogos denuncian la tala ilegal de árboles en una recóndita zona de la selva amazónica, donde han encontrado indicios de una numerosa comunidad de guacamayos azules. Hacia allá vuela la familia al completo –que se creían los últimos representantes de su especie–, en compañía de sus temerosos amigos Nico, Pedro y Luis, que les advierten de los terribles peligros que les acechan en la naturaleza salvaje.
Fundador de los Blue Sky Studios y uno de los directores de la exitosa saga Ice Age, el brasileño Carlos Saldanha vuelve a rendir un vistoso homenaje a su tierra en esta entretenida continuación de su película de 2011. Esta vez, su sencillo mensaje ecologista critica el expolio de la Amazonia, al tiempo que elogia la abnegada labor de sus protectores. Y, de nuevo, subraya el alto valor de la capacidad de superación, la familia, la maternidad y la amistad.
En esta segunda parte, la planificación y la animación son todavía mejores, y deparan secuencias muy espectaculares. La vibrante banda sonora de John Powell mantiene un nivel muy alto, y se completa con magníficas canciones brasileñas de diversos autores. Lo único que vuelve a flaquear es el guion, disperso por exceso de subtramas, de ritmo irregular y con un tono excesivamente infantil. De todas formas, es una estimable producción para toda la familia, que gustará sobre todo a los más pequeños.
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