Otro ejemplo de film de aventuras con sabor épico. Narra la lucha de Rob Roy, jefe del clan de los MacGregor, en las tierras altas de Escocia, contra dos esbirros del marqués de Montrose que le han robado un dinero vital para el clan.
El film se basa en un personaje real que vivió en el siglo XVIII, y que inspiró una novela de Sir Walter Scott. El guión de Alan Sharp, aunque conserva cierto tono heroico, da una mayor dosis de realismo mal entendido: más sangre, algo de erotismo, el recuerdo de las necesidades fisiológicas más elementales… También padece cierta arritmia.
A pesar de estos defectos y de un metraje excesivo, el film cumple su objetivo de entretener. Entre los intérpretes, Tim Roth -en su papel de malo malísimo- roba la función al resto del cuidado reparto.
José María Aresté