Rompiendo las olas

TÍTULO ORIGINAL Breaking the Waves

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director y guionista: Lars Von Trier. Intérpretes: Emily Watson, Stellan Skarsgard, Katrin Cartlidge, Jean-Marc Barr, Adrian Rawlins, Udo Kier, Jonathan Hacket. 158 min.

Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 1996, es una gran obra tan sorprendente como desmesurada; todo en ella es grande, los aciertos y su fascinación, y los errores, que provienen en gran parte del argumento, de una religiosidad concebida con tanta pasión como, quizá, desconocimiento; hay un morboso regusto por el límite escandaloso, torturado, romántico.

Al comienzo de los años 70, Bess, una joven ingenua y de psicología quebradiza, vive en un pequeño pueblo costero al noroeste de Escocia. A pesar de la oposición familiar, se casa con Jan, un hombre maduro que trabaja en una plataforma petrolífera. Está persuadida de que su matrimonio ha sido bendecido por Dios, con Quien vive un continuado diálogo amoroso. Espera impaciente el retorno de su marido, que, víctima de un accidente, vuelve paralítico.

Y aquí se da el giro hacia lo tortuoso y enfermizo. Jan -rudo y descreído, airado por no poder gozar como un hombre- convence a Bess, tal vez pensando hacerle un bien, para que se entregue a otros hombres. La equivocadamente heroica obediencia de Bess sólo se concibe desde la locura, provocada por la desgracia sufrida. Y la dureza e incomprensión de los pastores de la Iglesia calvinista sólo se concibe desde su ceguera ante esta locura. Bess ofrece a Dios su aberrante sacrificio, incluso su vida, por la humanamente imposible curación de su marido.

Lo sorprendente es que, a pesar de que la historia pase por este retorcido y sucio túnel, Von Trier (Europa) presenta con eficacia y convicción desorientada grandes realidades humanas y religiosas: el deseo de hacer el bien, la fe, la oración, la presencia de Dios, el sacrificio por amor.

Esta turbulenta y a veces repulsiva historia de amor tiene en los paisajes del Norte de Escocia, con su mar embravecida, los acantilados, los bruscos cambios del tiempo, nubes y lluvia, sol y luz, su ambientación más adecuada. La banda sonora es un montaje de música pop de los 70: David Bowie, Elton John, Procol Harum, Roxy Music…

La historia está separada en capítulos, con interludios que muestran en foto fija un paisaje tan perfecto que parece irreal. Junto a panorámicas de exteriores, altísimos picados, el operador Robby Müller (que ha trabajado también para Wim Wenders y Jim Jarmusch) rueda los interiores únicamente con una cámara al hombro, lo cual ha permitido a Von Trier una escritura agitada en las escenas violentas o de tensa acción dramática, siguiendo a los actores en todas direcciones. De los actores no cabe decir sino que están todos espléndidos, y en especial Emily Watson en su papel de Bess, insuperable.

Pedro Antonio Urbina

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