Rush cuenta la rivalidad dentro y fuera de los circuitos de Fórmula Uno entre dos legendarios pilotos, el británico James Hunt y el austríaco Niki Lauda. El inteligente guion de Peter Morgan, especialista en historias reales, de personajes políticos –Isabel II en La reina, Idi Amin y su médico en El último rey de Escocia, o el presidente Nixon en El desafío– o deportivos –el entrenador de fútbol Brian Clough en The Damned United–, explora con éxito, siguiendo las carreras, la idea de cómo dos competidores que se comportan al inicio de su trayectoria como colegiales malcriados aprenden a respetarse.
La existencia del magnífico documental Senna probablemente ha tenido mucho que ver con que Ron Howard se haya lanzado a recrear, con gran realismo, unas carreras que en los años setenta registraban un alto grado de mortalidad por terribles accidentes. Las escenas adrenalínicas en la pista, con magníficos planos, y buen sonido donde se integra perfectamente la partitura de Hans Zimmer, atrapan.
Por otro lado, los dos actores principales se hacen bien con sus personajes. Chris Hemsworth encaja en la conocida imagen de playboy de Hunt –aunque sobran algunos toscos apuntes de sus escarceos–, mientras que Daniel Brühl está sencillamente sensacional, incluido su acento, como el piloto cerebral y metódico. En ambos asoman de modo plausible sentimientos que ocultaban y que les humanizan.