Cuando una joven psiquiatra comienza a trabajar en un hospital de Galicia se siente atraída por un singular enfermo con el síndrome de Korsakov, que le impide recordar los acontecimientos recientes. Cuando unos individuos relacionados con su pasado acuden en su búsqueda, la doctora descubre que su paciente estuvo relacionado con la guerra sucia durante la Transición española.
Presentada en el Festival de Berlín 2000 en la sección Panorama, se trata de la opera prima en la gran pantalla de la madrileña Patricia Ferreira, tras una larga carrera como realizadora de documentales. Propone la historia del protagonista como metáfora de la historia reciente española. Según esta comparación, la sociedad española ha olvidado algunos hechos significativos, como que, para acelerar la Transición hacia la democracia, el gobierno hizo pactos con los terroristas. Precisamente los padres de Inés París, una de las dos guionistas de la película, murieron en un atentado de ETA que no ha sido esclarecido, mientras que la otra, Daniela Fejerman, es hija de exiliados procedentes de Argentina, un país donde según sus propias palabras «se ha institucionalizado el olvido».
En cualquier caso, funcionan peor estos pasajes políticos -planteados según los cánones del thriller- que los elementos de melodrama, cargados de poesía en la relación entre los dos protagonistas. Dejando aparte algunas prescindibles secuencias eróticas, la película cuenta a su favor con la fuerza de los intérpretes, sobre todo de Ana Fernández, que vuelve a demostrar su talento tras el éxito de Solas.
Juan Luis Sánchez
