Alain Fitoussi y Bouli son dos timadores de barrio que se unen a Jérôme Attias, un rico parisino de las altas finanzas, para estafar al Estado francés el IVA de transacciones con fines medioambientales. El responsable de descubrir el funcionamiento de este negocio ilegal es Simon Weynachter, un inspector de aduanas y exjuez que no se dará fácilmente por vencido.
El responsable de esta serie es Xavier Giannoli (Las ilusiones perdidas, La Aparición), que se estrena en televisión con buena nota. Esta adaptación del libro homónimo, escrito por el periodista Fabrice Arfi, se toma la licencia ficticia de crear el personaje de Simon, interpretado por Vincent Lindon. A priori, puede parecer un hombre obsesionado por el bien y la ley, inaccesible y distante; sin embargo, encierra una complejidad interna que sutilmente se va descubriendo a lo largo de la serie. Hay varias escenas muy bien construidas que ayudan a conocer la relación con su hija o su conflicto con la fe.
Igualmente, el personaje de Jérôme Attias, que interpreta con mucha convicción Niels Schneider (Golpe de suerte), tiene una evolución muy fundamentada en su condición de trabajador y padre de familia honesto que descubre la seducción del poder y la corrupción.
La calidad de la serie se nota a nivel técnico en un presupuesto generoso en localizaciones y una dirección de arte muy cuidada, que no cae en tópicos y aporta detalles esenciales sobre los personajes y la historia, como el coche de lujo que conduce Jérôme, el vestuario de sus desastrados cómplices o el caos que gobierna la habitación del inspector obsesionado con el caso.