Un joven ciclista muere atropellado por un coche conducido por un par de amigos que se dan a la fuga. Mientras el conductor culpable se enzarza en una red de mentiras, el padre del joven inicia una búsqueda desesperada para dar con quien mató a su hijo.
Es sorprendente que una historia aparentemente tan trillada de lugar a un sólido thriller de factura negra y final sorprendente. El debutante argentino Miguel Cohan ha querido reflejar en la pantalla los dilemas éticos que acompañan a la mentira: desde la angustia de tapar un homicidio, hasta la anestesia de vivir como si nada hubiera ocurrido, pasando por el espejismo de quienes buscan chapuceramente un falso culpable para liquidar el expediente o el que descansa, feliz de su coraje ignoran…
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