El director de Cube y Cypher insiste en su línea de thrillers de ambiente científico, esta vez sobre las terroríficas consecuencias de la experimentación para crear vida animal, e incluso humana, en laboratorio.
La idea no es del todo mala, pero pasada la primera media hora, Vitali mezcla tantos géneros y cede a una trama tan grosera (un verdadero culebrón con una quimera de por medio, con giros de guión risibles y varias secuencias de sexo humano-alienígena muy desagradables), que al final solo falta que lleguen los marines, la suegra de Alien, los nietos de los Gremlins…